El aumento de la población, el ritmo acelerado de vida y la demanda creciente de productos han generado un incremento en la demanda de agua que supera la capacidad de recuperación de los mantos acuíferos. Es crucial fomentar un uso responsable, reducir la contaminación del agua y aumentar el tratamiento de aguas residuales para que la naturaleza pueda continuar su ciclo y mitigar la escasez del recurso. Según la ONU, alrededor del 60% del agua en los países desarrollados se destina al uso industrial, el 30% a la agricultura y solo el 10% al uso doméstico. El sector industrial no solo es el mayor consumidor de agua, sino también el principal contaminante. Más del 80% de los desechos peligrosos provienen de países industrializados, mientras que en los países en desarrollo, el 70% de los residuos industriales se descargan en el agua sin tratamiento previo, contaminando los recursos hídricos. Estos datos subrayan la importancia del tratamiento y la reutilización de aguas residuales en la industria a nivel mundial. El propósito de las plantas de tratamiento de agua, ya sea potable, industrial o residual, es garantizar que el producto final cumpla con las características necesarias para su uso. Por ello, los procesos y diseños de estas plantas varían según las propiedades del agua inicial y su destino final. El tratamiento adecuado de aguas residuales industriales y su reutilización para diversos fines promueve un consumo de agua sostenible y contribuye a la restauración de los ecosistemas. Además, el agua de calidad es un recurso esencial para la industria. Las principales áreas de tratamiento de agua se dividen en:
La automatización de estos procesos no solo implica el control y la medición de parámetros físico-químicos, sino también una mejora en la calidad del producto final y la optimización de recursos como reactivos, energía eléctrica, mantenimiento y disponibilidad de las plantas.
